Desde hace ya unos años está cada vez más extendido, a la hora de implementar soluciones de producción de ACS y climatización en edificios del sector terciario (hoteles, residencias, centros de trabajo y oficinas, instalaciones deportivas…), optar por equipos VRF (de caudal variable de refrigerante) para dar todos los servicios con una única solución.
Para ello, frente a los sistemas VRF con bomba de calor que solo permiten trabajar en producción de calor o de frío pero no ambos simultáneamente, se recurre a opciones de VRF con recuperación de calor. Con ellos, mediante la utilización de cajas de recuperación e instalaciones a tres tubos, podemos obtener simultáneamente ACS y refrigeración en verano.
Pero, ¿es realmente la mejor solución para este tipo de edificios? Un primer inconveniente que nos puede presentar esta solución es el mayor coste de la misma. Los sistemas VRF con recuperación de calor son sensiblemente más caros tanto en lo referente a los equipos en sí (unidades exteriores preparadas para trabajar a tres tubos, cajas de recuperación) como en lo referente al material y mano de obra necesarios para su montaje, al añadir esa tercera línea de tubería adicional.
Otro inconveniente importante surge del análisis del perfil de demanda del edificio en ACS y climatización. Mientras que por lo general la demanda de ACS será grande, diaria y continua en este tipo de edificios, la demanda de climatización, especialmente en países con una gran parte de regiones con clima mayoritariamente suave como sucede en España, no suele coincidir durante muchos meses al año. Las mayores exigencias normativas a la hora de construir en lo referente a la calidad de los aislamientos y demandas de energía de los edificios separa aún más esas dos demandas a lo largo del año, con lo que estamos matando moscas a cañonazos durante muchas horas al día utilizando sistemas caros y complejos solo para producir ACS. La vida útil del compresor de estos costosos equipos se ve disminuida sensiblemente al utilizarlos de forma casi continua durante días, meses y años.
Durante mucho tiempo, estos sistemas fueron ganando terreno gracias a deméritos de otras soluciones tradicionalmente empleadas: calderas de gas caídas en desgracia por la dependencia de este combustible contaminante, no renovable y sujeto a fluctuaciones de precios abismales por criterios geopolíticos, o instalaciones solares térmicas vilipendiadas por su pésimo o nulo mantenimiento que las acaban convirtiendo en amasijos de chatarra en las cubiertas de los edificios.
Sin embargo, la aparición de nuevos gases refrigerantes, menos contaminantes y más eficientes, nos brinda una alternativa muy interesante en la actualidad: separar la producción de ACS mediante bombas de calor que alcanzan altas temperaturas con muy buenos rendimientos y permiten realizar los tratamientos antilegionella de estas instalaciones terciarias. Ya podemos encontrar en el mercado soluciones que alcanzan 80-90ºC de producción del agua y con una gama de productos que alcanza varios cientos de kilovatios como requieren estos edificios.